domingo, 8 de julio de 2007

Mientras agonizo. William Faulkner



Leer a Faukner es una de los mayores placeres que uno puede encontrar en un libro. He leído ya algo de él , el Villorrio; Absalom, absalom!; gambito de caballo; el ruido y la furia. Pero no había disfrutado tanto de él como en este librito editado por Cátedra, con sus siempre encomiables introducciones.
En esta novela, Faulkner retrata fielmente el retrogradismo de una familia campesina obsesionada con la muerte de la madre. La aventura - si es que puede denominarse a alguna trama de Faulkner así - transcurre dramáticamente desde la agonía de la madre hasta su entierro. La promesa, por parte del padre, de llevarla una vez fallecida a su ciudad de origen termina siendo un lastre que la familia no puede acatar en toda su magnitud. Por lo que la novela es un retrato universal - bien lejos pues del provincionalismo al que a veces se le ha asociado - de la cortitud de miras de ciertas personas enclaustradas, agobiadas bajo el lastre de la tradición más obcecada. Allí radica su universalidad. En definir fácticamente actuaciones, es decir: en plasmar, en fijar espacio-temporalmente patrones de actuación de lo más universales. Y es su gracia. Creo que eso es parte del papel de la literatura frente a otras creaciones intelectuales, como la filosófica.
El libro me ha emocionado. Esta escrito en primera persona, tipo Las leyes de atracción con el detalle de citar al principio de cada parágrafo quién es el personaje que habla, que relata. Todo ello hace que que la novela sea muy legible - para ser Faulkner - y que no nos perdamos en detalles nimios. En ocasiones recuerda a ese agobio, esa parálisis que nos enajena de una sociedad, que parece matarnos en una ascesis negativa, tipo Cinco horas con Mario. Su capacidad de relatar, de exportar esa cerrazón sureña, hace que se erize la piel, que sintamos en nosotros mismos la agonía, la depresión instalada en una inmovibilidad de lo más egíptica. Todo ello aglutinado en historias paralelas, en personajes muy bien individualizados, tratándose como se trata de una novela tan corta (doscientas páginas) , que arrastran como pueden el destino prefijado de esa excursión con un cadaver mal oliente a cuestas. Los retazos de varios personajes introducidos aleatoriamente ayudan a crear el ambiente faulkneriano que tanto me llama. Un mundo rural, de problemas rurales, pero también universales. Una voz preclara y una prosa personalísima. Leyendo a Faulkner se descubren las semejanzas que con él tienen muchos novelistas norteamericanos.
Un clásico. Y un libro increíble.
Leer a Faulkner es indispensable.

1 comentario:

Karla Pravia dijo...

Acabo de terminar de leer la novela, y buscando análisis en internet me topé con este post, que por cierto está muy bueno. No quiero decepcionarlo, pero honestamente la novela no me gustó. Si debo afirmar que retrata la vida de los campesinos pobres del sur de Estados Unidos, y que hubo tres capítulos donde me atrapó. Bueno, es la primera novela que leo de él, a lo mejor en otra si entienda esa estructura literaria Faulkiana.
Tal vez no me gustó porque se trata de una traducción, aunque hay novelas traducidas que me han gustado mucho como "El Perfume". O puede ser que percibí los personajes sean emocionalmente simples, haciendo una comparación con Juan Pablo Castel de "El Tunel". Tal vez estoy equivocada, veamos cómo sigue mi camino con Faulkner.

Saludos