lunes, 23 de abril de 2007

El último lector. Ricardo Piglia


El último lector es un libro delicioso. Sinceramente delicioso. Es un escrito múltiple, en el que Piglia - tal como dice en el epílogo - se toma ciertas licencias para configurar su texto más personal. Trata el escritor argentino de captar la esencia del lector en sí. Del lector universal adoptando terminología escolástica. Es por ello por lo que Piglia describe al lector en Kafka, sobre todo en la intención del autor checo en la correspondencia hacia Felice, para hacer de ella, la mujer-criada-copista ideal. Y hace lo propio cuando asemeja el papel del detective de Chandler, el ultra famoso Marlowe a un lector culto que anhela el aislamiento frente a la sociedad y a la mujer como símbolo (y realidad) del cotorrismo y consumismo más populoso. El caso del aislacionismo de Kafka, y de la realidad como interrupción del lector en su lectura, nos llevan a retratar al escritor como alguien solitario. Siguiendo esa línea, el libro, incluye un retrato de Robinson Crusoe en el que se asimila la isla a la caverna deseada por Kafka. Curiosa por ejemplo, la divergencia entre la mujer-copista que Kafka añora, con la mujer musa inculta y plenamente sensual que encontramos, verbi gratia, en Nora Joyce. (Hace tiempo que voy en busca de la correspondencia entre Joyce y Nora Barkle, editada por Lumen, y sus desorbitados precios).
Pero no acaba allí el tema. Nos regala Piglia un ensayo sobre el Che Guevara en el nos muestra al guerrillero por excelencia en el límite de la lectura como pasividad teórica y la lucha política como paradigma marcadamente práctico (nada nuevo). Si bien creo hallar en el trasfondo una crítica bastante dura hacia su compatriota. El esencialismo de Guevara a la hora de retratar al enemigo de un modo egíptico, sin posibilidad de trámite. Una revolución que deja las cosas al revés y por lo tanto, lo mismo. (Suena a la crítica de Heidegger a Nietzsche respecto su platonismo al revés - otra metafísica, en opinión de Heidegger). El libro termina con un estudio sobre el homerismo de Joyce. Habla también de Anna Karenina, de Bovary, cita a menudo a Borges, Macedonio Fernández y más y más...
Realmente me ha gustado mucho. Es un libro sencillo. A medio camino entre la literatura más de a pie y la crítica más metaliteraria y seudofilosófica. Libro que se deja leer pero que da de pensar. Un libro al que volver. Un libro que os recomiendo muy fehacientemente.

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