miércoles, 3 de octubre de 2007

Los confidentes. Bret Easton Ellis


Vuelvo, como los pocos lectores de este rincón se habrán percatado, a rescatar otra novela de Easton Ellis. No es de extrañar debido a la impresión positiva que tube con Leyes de atracción. No sé por qué caigo en la novela norteamericana con excesiva asiduidad. A veces creo pensar que lo alternativo en EUA no tiene otra salida que el ámbito menos mercantilista de la literatura (a exceptuar los autores comerciales por excelencia).
También siento una curiosidad innata por aquel país. Sus calles anchas, sus polígonos enormes repletos de chatarra a lo Ballard. Todo configura en mí una expectación a la hora de cómo gestionar tal cúmulo de despropositos.
El relato - ¿o debería hablar de relatos? - se ejecuta en primera persona. Y muestra muy a las claras el total nihilismo y desencantamiento de la clase pudiente californiana. El libro recorre varias vidas entrelazadas entre ellas: con una prosa ágil que roza en ocasiones lo absurdo. Pero un absurdo anhelado en una sociedad y clase obcecada en la tranquilidad hallada en valiums y ociosidad menesterosa de droga. Y que en ocasiones dialoga sin las mínimas circunstancias de una situación de habla ideal. Queda de más decir que se trata de un libro crítico, deprimente en su aparente hedonismo absurdo, y que roza lo insultante para determinada tipología personal.
Mi particular opinión es que se trata de un reflejo tan sumamente indecoroso de esa clase que no puede resultar menos que apetecible. En su debe queda, a mi parecer, una crítica más profunda del quietismo conservadurista burgués. Algo que no se trata en el libro, ya que Ellis tan sólo ahonda en la clase más pudiente; cuyas mayoritarias actuaciones son - en su gran medida - de un absurdo tan claro que se puede identificar al infantilismo más común, y que por tanto es de fácil crítica y exégesis.
El libro puede leerse en clave postomodernista. No estará muy lejos de F. Jameson y sus grandes centros comerciales como icono de la desvalorización, pérdida de todo fundamento axiológico, que termina en el filo del presente como lo único concebible, y el carpe diem en el que el dinero es un importante pilar.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Eres pedante y repetitivo..

Unknown dijo...

Es descorazonador que un pretendido crítico literario, al poco de empezar a leer la mencionada crítica, se descuelgue con un "No es de extrañar debido a la impresión positiva que tube con Leyes de atracción." Tube, de tubo. Yo tuve una vez un tubo.