jueves, 15 de marzo de 2007

Todos mienten. Soledad Puértolas.

Libro breve publicado en Anagrama. Con Puértolas me ocurría como con Tabucchi. Nombre que suena pero al que jamás has puesto letra. Me decidí por Todos mienten por su brevedad. Hay libros gruesos que me aburren soberanamente.
Mi lectura ha sido quebradiza. Al principio el libro me aburría, además de un modo extraño. Reflejo del quietismo de una familia acomodada en pleno nacional catolicismo. Esto es: familias estructuradas por el qué dirán y en plena irresponsabilidad moral. (Una de las consecuencias del fascismo; gracias a su facilidad para dar libertad en ámbitos de negocios y triunfo personal, obviando los proyecto comunes = cultura de ladrillo). Aburrimiento no tanto pues debido a la narrativa en sí sino al reflejo de una época que viví indirectamente.
Después hay un cambio brusco. El protagonista se ve metido de lleno en el ambiente bien estante de Madrid. La descripción es fiel. Hedonismo anclado en un nihilismo que esconde una metafísica subrepticia y mercantilista. (Depresión de niño pijo: nada tiene sentido porque lo tengo todo. Tengo tanto que hago que falte mi felicidad).
Oquedad burguesa. Bien retratada.
Paciencia en las primeras páginas.

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