Después de este breve inciso de mutismo bloggiano vuelvo a la andadas con El ángel subterráneo de Kerouack. En un edición destrozada de la biblioteca pública - como no. Tipografía minúscula anclada en largos párrafos de puntuación idiosincrásica. Mucha cerveza, droga y una relación de amor. Lo cierto es que hace tanto que la leí que no la recuerdo muy bien. Aunque tampoco es cuestión de relatar la historia.
Como novela autobiográfica, nos hallamos en paradigma conocido, tipo Bukowski, Burroughs, Miller... Un personajillo con ganas de ser escritor y siéndolo en su sinceridad plena. Aborrezco las novelas sobre escritores en terceras personas (como queriendo simular que no se habla de uno mismo, o de que se dispone de una imaginación desbordante cuando es lo de siempre). Kerouack al menos no cae en eso, todo lo más puede parecernos en algún momento pecar de cierta ingenuidad - que haya droga, alcohol y mujeres no tiene por qué implicar madurez sino quizá retrógrada marchitez. Así puede parecernos algo más lejano que Bukowski y algo menos sincero que, por ejemplo, Fante, aunque el tipo de novela sea diferente.
Llama la atención la gramática empleada, de frases largas que nos hunden en la apetencia de un punto. Pero sin llegar tampoco a la extravagancia - nunca se sabe si se debe al escritor mismo o al traductor. En eso es al menos original, entablando con el lector una charla de tú a tú, con sintaxis directa aunque englobada en interminables frases.
1 comentario:
Me parece que tomaste una obra para nada paradigmática en la saga Kerouac, el análisis vale pero recomendaría que no generalices tanto. Una cosa más; Kerouac se escribe sin la última "K"
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